Columna del Padre Tomás



En la antigüedad se solían marcar los caminos con postes o pequeñas columnas. Eran los puntos de referencia para ir haciendo camino. A veces también se usaban las columnas para recordar hechos, personas, acontecimientos a no olvidar.

Las columnas del Padre Tomás del Valle son un poco ambas cosas. Piedras que marcan el camino que se va haciendo cada día, sin rutas, sin marcas. Y también Columnas que recuerdan hechos, personas, acontecimientos. En ambos casos no es otra cosa que un intento de trazar caminos en la aldea global.

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viernes, 25 de septiembre de 2009

YOM KIPPUR:
UNA LLAMADA A LA REFLEXION

(pictures: by Father Tomas del Valle-Reyes)
El ser humano, desde los comienzos de la Historia de la Humanidad, ha utilizado los astros para marcar los momentos importantes de su vida, incluyendo su relación con la divinidad, no importa la que sea.
En estas últimas semanas del mes de septiembre estamos celebrando dos de las más importantes en el calendario judío, las cuales son Rosh Hashaná y Yom Kippur.
La primera es la ocasión para que el judío se juzgue a sí mismo. Es el momento de un gran examen de conciencia. Este año ha sido el 17 de septiembre. Le siguen 10 días aptos para el arrepentimiento. Son días de penitencia recordando el pecado de idolatría, símbolo de todos los pecados, cuando el pueblo adoró al becerro de oro en el desierto, negando al único Dios verdadero. Esos “días terribles” se piensa que el mundo entero compadece ante Yavhe para pedirle perdón por los pecados cometidos especialmente contra el prójimo.
Rosh Hashaná viene a ser el preludio de Yom Kippur. La fiesta representa el momento culmen y final de los diez días penitenciales. Para los seguidores de la fe de Abrahán el Yom Kippur es el Día del Gran Perdón, el llamado Sábado de los Sábados o, simplemente, el DIA. Es la jornada en que la comunidad entera se siente purificada de todas sus faltas. Se basan en escritos del profeta Isaías para apoyar estas afirmaciones. Pero se trata de un perdón que a la vez es expiación. Y es obra de Dios, quien renueva su promesa de creación y alianza sin tener en cuenta la infidelidad del pueblo. Gracias a ese perdón el proyecto de creación no puede considerarse nunca fracasado, pues constantemente se ofrece la posibilidad de romper las cadenas de la fatalidad para comenzar de nuevo.
En el "Shul´han Aruj, la recopilación de las leyes prácticas y sus comentarios hasta los sabios contemporáneos según la tradición sefaradí," recogidas por el Rabí Yosef Caro a finales del Medievo, nos dice "… Cada hijo de Israel, descendiente de Jacob…posee una centella de la verdad de la Torá…Aunque por sus múltiples faltas haya podido ahogar en sí esa centella sagrada, jamás podrá extinguirse completamente. En el día de Kipur, un soplo nos llega de las más altas esferas espirituales iluminando nuestro espíritu y ayudándonos a rechazar las seducciones de una vida "libre" de las exigencias del Judaísmo, sin el freno moral que nos impone"
En un mundo globalizado, secularizado y desacralizado como el que vivimos, los organismos supranacionales como las Naciones Unidas están ocupando el lugar de la llamada a la reflexión que en el pasado tenían sinagogas, iglesias, mezquitas o escuelas. Si bien es cierto que estas instituciones tienen mucho de burocrático y de cinismo, como lo hemos comprobado los que hemos laborado en ellas, sin embargo siguen siendo instituciones válidas. Deberían ser sus Asambleas una llamada a un Yom Kipur generalizado, universal. En un mundo globalizado, una reflexión globalizada organizada por estos organismos supranacionales y globalizadores.
En estos días de festividades judías aprendamos a reflexionar sobre nuestros errores para poder construir un futuro mejor.
A la comunidad creyente judía nuestros respetos en estas fiestas grandes de su fe. Ellos son para nosotros los cristianos, los hermanos mayores en la fe. Como afirmaba Pio XI los cristianos espiritualmente somos semitas.
http://columnadelpadretomas.blogspot.com/

sábado, 12 de septiembre de 2009

Padre Tomas del Valle 25 Aniversario

Diciembre 04, 2004. Palabras del Obispo Auxiliar de la Arquidiocesis de New York Josu Iriondo en la celebracióon de la misa por el Padre Tomas del Valle-Reyes en Holy Cross Church, West 42 Street, NYC 10036

jueves, 10 de septiembre de 2009

Que Solos se quedan
los muertos

Sigue siendo actual Jorge Manrique: "Recuerde el alma dormida"
Hace ocho años el mundo, esa aldea grande donde todos vivimos, por poco se nos vino abajo.
Unos fanáticos, al menos así nos dijeron, en nombre de un Dios y de una Religión de Paz, nos metieron la guerra, el odio y la destrucción en la casa, en el cuerpo, en el corazón y, lo que es peor, en el alma.
Pasamos de la sorpresa al rencor. Nos sorprendió tanta barbarie y tanto odio. Nos tumbaron las Torres del Dinero y nos destruyeron el Castillo de las Armas. Nos vimos desprotegidos, solos, abandonados.
Y, estrujándonos el corazón, removimos los escombros para empezar de nuevo.
Ya han pasado ocho años de aquella tragedia.
Hace tiempo se disiparon el humo, el polvo y, casi, el recuerdo de las víctimas. Con la distancia que dan los años podemos pensar quizás un poco más serenamente.
Aquellos atentados fatídicos ocurrieron en el noveno mes del nuevo milenio. En el noveno mes del año 2001.
Parece como si la Humanidad hubiera estado preñada y hubiera dado a luz. Cuando una mujer pare, la criatura sale llorando, rasgando, embadurnada en sangre y todo es dolor y lágrimas para la madre y para el bebé.
Desde el momento que ocurre un nuevo nacimiento se le cambia la vida por completo a la familia. Pues pensemos que el 11 de septiembre del 2001 fue el día del nacimiento del siglo XXI.
El siglo XX lo llenamos de guerras, odios, destrucciones, divisiones, holocaustos, dictaduras, totalitarismos.
Y el Siglo XXI nació destruyendo los símbolos del poder económico, del poder militar, de las seguridades, de las cosas materiales, de todo aquello que caracterizó el siglo XX.
El 11 de Septiembre de 2001 se nos cambió la vida a todos.
A lo largo de los últimos ocho años lo que ha producido siglo XXI han sido tres guerras (Irak, Afganistán, Terrorismo) represión, violencia, odio al emigrante, pérdida de ilusiones y sueños. Hemos continuando destruyendo el medio ambiente.
Nos hemos vuelto más intolerantes, molestos, radicales, fanáticos. Las voces de la comprensión, la paz, y el amor han brillado por su ausencia.
Tal parecería que el siglo XX no hubiera acabado.
Tal parecería como si hubiéramos dado a luz un gemelo, un clon, una repetición del siglo anterior.
Tal parecería que desconocemos la historia y estamos empeñados en repetir los mismos errores. Mientras tanto, los muertos del siglo XXI se quedaron en el recuerdo, en la soledad de un cementerio, de una duna del desierto, de un montón de polvo y escombros de unas Torres derrumbadas.
De unas visitas de turistas, de un recuerdo anual cada vez más vacío y frio. Qué solos se han quedado.
Dicen que existe un Dios, al que cantamos que bendiga América, del que decimos que es amor, lento a la ira y rico en piedad, del que un judío marginal del siglo I nos dijo que era Padre. Ojalá ese Dios nos ilumine, nos guíe, no se olvide de nuestros muertos, tenga piedad de nuestro pueblo que, muchas veces se muere de nada, y nos ayude a construir un mundo mejor del que hemos recibido de nuestros mayores.

Tertuliasiglo21@aol.com