Columna del Padre Tomás



En la antigüedad se solían marcar los caminos con postes o pequeñas columnas. Eran los puntos de referencia para ir haciendo camino. A veces también se usaban las columnas para recordar hechos, personas, acontecimientos a no olvidar.

Las columnas del Padre Tomás del Valle son un poco ambas cosas. Piedras que marcan el camino que se va haciendo cada día, sin rutas, sin marcas. Y también Columnas que recuerdan hechos, personas, acontecimientos. En ambos casos no es otra cosa que un intento de trazar caminos en la aldea global.

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lunes, 6 de diciembre de 2010

Símbolos de la Navidad

jueves, 2 de diciembre de 2010

El desconcertante Benedicto XVI

Diciembre 5, 2010
Aún recuerdo la incredulidad que había en la Plaza de San Pedro el día que se anunció que Joseph Ratzinger había sido seleccionado para ocupar el puesto dejado vacante por Juan Pablo II. Aquellos vecinos de Roma que lo conocían de años nos decían que esperáramos, que era una caja de sorpresas. Hoy, cinco años después, vamos viendo que, efectivamente, es una caja de sorpresas.
Una de esas sorpresas ha sido la publicación de un libro.
No debería extrañar que un experimentado teólogo lo haga. Como Papa no ha perdido la costumbre de escribir. Y de escribir claro y accesible. Además de los textos oficiales (encíclicas, discursos, homilías, etc. ) ha publicado una Vida de Jesús, Y en estos días acaba de salir a la venta su segundo libro: “Luz del Mundo.
El Papa, la Iglesia y los signos de los tiempos. Una conversación con Peter Seewald”.
Benedicto XVI en esta breve obra -227 páginas en la edición castellana- mantiene un diálogo con un periodista en el cual hace un repaso a los temas que más preocupan a la Humanidad en el momento actual. Consta de tres partes y un anexo.
“Signos de los tiempos”, la primera parte, es clara y sencilla.
Nos ofrece un aspecto del papa muchas veces olvidado: es un ser humano que siente y padece, que tiene sus limitaciones, que no tiene reparo en afirmar que se puede equivocar.
Es el hombre, no el Papa, quien habla. La crisis que ha afectado profundamente a la Iglesia está sirviendo para purificarla, hacerla más humilde y más cercana. Hace una revisión a su pontificado en la segunda parte. Es en esta sección, cuando analiza sus viajes, donde aparecen las polémicas declaraciones sobre el uso del preservativo. En respuesta a una pregunta del entrevistador acerca de sus declaraciones durante su viaje a África en 2009, hace una presentación esquemática sobre el valor de la sexualidad. En ese contexto afirma claramente que "la mera fijación en el preservativo significa una banalización de la sexualidad “ “Significa esto que la Iglesia católica no está por principio en contra de la utilización de preservativos?” “Es obvio que ella no los ve como una solución real y moral.
No obstante, en uno u otro caso pueden ser, en la intención de reducir el peligro de contagio, un primer paso en el camino hacia una sexualidad vivida de forma diferente, hacia una sexualidad más humana” .
Desafortunadamente para muchos lectores estas últimas declaraciones son lo único importante del libro.En la última parte, ¿Hacia dónde vamos? responde a una serie de interrogantes y problemas presentes en la vida de la Iglesia y de la sociedad.
Desde el lugar de la Iglesia en la sociedad a los novísimos, dialogando sin reparos sobre la sexualidad, el sacerdocio, la ciencia y la cultura, y sobre su obra más querida, el “Jesús de Nazaret, cuya segunda parte se publicará a principios de 2011.
Concluye el libro con una serie de anexos de intervenciones en diversas ocasiones y un breve esquema biográfico.
La impresión que queda al concluir el libro es una de alegría, respeto y esperanza. Alegría de ver cómo Benedicto XVI-Joseph Ratzinger sigue vivo, sigue creando pensamiento. Podríamos afirmar que tenemos teólogo para rato. Y teólogo claro, legible. De Juan Pablo II se afirmaba que los peregrinos iban a Roma a ver al Papa.
De Benedicto XVI se dice que van a escucharlo. Juan Pablo II era un actor de teatro que llegó a Papa. Y los actores suelen representar guiones ya preparados. Benedicto es el autor de muchos de esos guiones.
Respeto ante una persona que no ha tenido reparo en enfrentarse a los retos más difíciles de la Iglesia, el reto de renovarla y hablar claro y alto sobre el pecado y las debilidades. El escuchar pedir perdón y afirmar que está dispuesto a renunciar en caso de que no se sienta con las fuerzas para cumplir su misión es algo no solo digno de respeto sino, sobre todo, de imitación por parte de muchas autoridades en la Iglesia.
Esperanza de que la Iglesia es dirigida en lo humano por un anciano con espíritu joven, por un frágil y anciano sacerdote al cual podemos llamar el Papa de Hierro, como su compatriota Bismark, el Canciller de Hierro. Esperanza de que el ir navegando mar adentro lo podemos hacer porque el que conduce la Barca tiene el auxilio del Espíritu .

Tertuliasiglo21@aol.com

jueves, 18 de noviembre de 2010

LOS OTROS HIJOS DE ABRAHAM


Domingo 21 de Noviembre
En la Fiesta del Cordero, 2010
Nuestra cultura occidental está sustentada en gran parte en una escala de valores elaborada desde la lectura y reflexión de las escrituras sagradas del pueblo judío. El gran padre de los creyentes lo fue Abrahán, un poderoso nómada de las llanuras de Ur de Caldea, el actual Irak. En un momento dado de su existencia oye la llamada que Dios le hace y sale de su tierra y su entorno. Se encamina hacia nuevas latitudes. En el otoño de su vida contempla que ha logrado todo menos un hijo. La esclava de su mujer le da el deseado hijo, Ismael. Sara le dará el hijo de la promesa, Isaac. Su fe y fidelidad son puestas a prueba. Se le pide que sacrifique al hijo. Intenta cumplir pero en el momento final es sustituido por un cordero. Hasta aquí la historia que comparten tanto judíos como cristianos.
El otro hijo de Abrahán, Ismael, se ve obligado a dejar la casa paterna y nunca más se supo de él. Cuenta la tradición musulmana que fue precisamente éste el hijo que Abrahán debía sacrificar para probar su fidelidad y sometimiento a Dios. No se lleva a cabo el sacrificio humano sino el del cordero. Recordando este sacrificio quedó establecido que en el Islam no habría sacrificios humanos. Y quedó confirmado que Abrahán buscaba sinceramente a Dios siguiendo a su corazón y apartándose de los ídolos. Habría de fundar un templo -la Kaaba- y que lo levantaría con sus manos, ayudado por su hijo, y que el creyente debe ser humilde y entregado.
En esta festividad los musulmanes que han acudido a La Meca concluyen los ritos de su peregrinación y, después de la oración especial, sacrifican un cordero. La alegría es doble en su caso, por la fiesta en sí y por haber terminado el hach, un viaje al fondo de uno mismo, al comienzo de la vida. El resto de los musulmanes celebran en sus casas esta fiesta, acuden a las mezquitas para la oración y luego, los que pueden hacerlo, sacrifican un cordero y celebran una comida a la que se invitan a todos . Es una fiesta familiar y alegre en la que cada creyente reflexiona sobre sus actos y sus intenciones para impregnarse de las nobles cualidades de Abrahán.
El musulmán acude en este día a la mezquita, tras haber hecho la ablución mayor y haberse ataviado con su mejor ropa, limpia y perfumada. Recita unos versículos que sólo se cantan durante las dos fiestas anuales y en los enterramientos. Participan cantando hasta que el imam dirige la oración. Después se tienen unas palabras de saludo por parte del imam a los miembros de la comunidad allí presentes. Por último, se disuelve la reunión y los asistentes se besan en señal de fraternidad y se felicitan por la fiesta. Hay una alegría contenida, un suave perfume a flores, sosiego y reminiscencias de rasgos atávicos, perennes y nobleza recibida del amigo íntimo como legado.

El Islam, la otra religión profundamente arraigada en nuestro mundo ancestral hispano, nos recuerda nuestras raíces y valores comunes. La Pascua judía se celebra compartiendo un cordero. Cristo es el Cordero que quita el pecado del mundo. La fiesta musulmana del cordero nos recuerda la alianza de Dios con Abrahan . Todos somos hijos de Abrahán.
tertuliasiglo21@aol.com

domingo, 7 de noviembre de 2010

BENEDICTO XVI, ENTRE EL PODER Y LA GLORIA

Noviembre 3, 2010
            Una de las cosas más fascinantes que existen cuando se vive o se visita la ciudad de Roma es conocer  la gran cantidad de leyendas, dichos, personajes, presentes en su historia y en sus calles. A veces da la sensación que en cualquier esquina o plazoleta nos vamos a encontrar una patrulla de soldados saliendo de las tabernas, o unos peregrinos harapientos y malolientes.
O una pareja de enamorados abrazados en un oscuro rincón. Leyendas.   Personajes. Historias. Recuerdo de una que me contaron cuyo protagonista era un español  residente en Roma. Se llamaba  Lorenzo, un poderoso personaje dentro de la emergente comunidad cristiana en la Capital del Mundo. En una de las persecuciones desatadas por las autoridades civiles para acabar con aquellos harapientos, esclavos, emigrantes, gente del vulgo, que practicaban una extraña religión nacida en una de las provincias marginales del Imperio, fue llamado para ser interrogado. Era conocido como el administrador de los bienes de esos marginados.
Fue conminado a que entregara las riquezas de la Iglesia, su pena de ser confiscadas. Al día siguiente Lorenzo se presentó con todos los enfermos, cojos, mancos, leprosos, viejos, viudas, huérfanos, desahuciados de la ciudad de Roma que pudo encontrar. Preguntado qué significaba aquello respondió sereno y tranquilo que eso era lo que conformaba la riqueza de la Iglesia. Fue ajusticiado quemándolo  vivo en una parrilla.
            En el verano  de 1945, tras culminar la derrota de la Alemania nazi, se reunieron en Postdam, los representantes de las potencias vencedoras de la II Guerra Mundial, Atlee, primer ministro inglés, Truman, presidente de Estados Unidos, Stalin, primera autoridad soviética. Iban a concretar la suerte de la derrotada Alemania.  A lo largo de las conversaciones Stalin quiso saber con cuantas divisiones militares contaba el Estado del Vaticano. Hubo algunos estrategas que tomaron esta pregunta como signo de ignorancia por parte del ruso. Sin embargo,  otros se dedicaron a elaborar  la lista de las divisiones del Vaticano. No se pudieron poner de acuerdo al cuantificarlas. Eran demasiado pocos. Religiosas atendiendo asilos de ancianos abandonados, enfermos en hospitales, niños en escuelas, leprosos desahuciados. Sacerdotes aliviando almas y acompañando en las alegrías y las penas, las tristezas y las esperanzas de sus comunidades. Obispos ejerciendo su misión de maestros  en zonas abandonadas de la Tierra… El total escasamente llegaría  a dos millones de personas en todo el mundo.
            A comienzos del siglo XXI ya no se cuestiona cuáles son las riquezas ni la cantidad de las divisiones de la Iglesia. Se cuestiona su liderazgo. En días recientes una de las revistas de difusión global, Forbes,  ha seleccionado quiénes son, ente los 6,800 millones de habitantes del planeta, las 68 personalidades más influyentes.
En el primer lugar está el presidente chino, Hu Jintao.  Barack Obama, ocupa  el  segundo puesto. La tercera posición lo es para   el monarca multimillonario Abdallah de Arabia Saudita. El primer ministro ruso, Vladimir Putin, se sitúa en el cuarto lugar y   Benedicto XVI en el quinto lugar. En la sociedad global en que vivimos detrás del poder económico y político se destaca el poder moral. Benedicto XVI sigue manejando los mismos “capitales” de Lorenzo, comandando las mismas divisiones de las cuales preguntaba Stalin. Su poder político y económico es testimonial. Su poder moral  e influencia espiritual no tiene medida.

viernes, 22 de octubre de 2010

LA LECTURA DE UN RESCATE

Columna Octubre 24, 2010


En una de las paredes externas del Parlamento Griego hay escrita una frase atribuida a Pericles: . “Para los hombres libres toda tierra es Patria” Hace unos días, y gracias a las nuevas tecnologías de comunicación, cerca de mil doscientos millones de personas en todo el planeta nos hemos identificado con lo dicho por Pericles. Cuando lentamente iba subiendo la cápsula de las entrañas de la tierra en un lugar del desierto de Atacama, todos nos sentimos un poco chilenos. Todos, conteniendo un poco la respiración, asistimos al hecho de ver cómo 33 hombres habían sobrevivido a más de dos meses de encierro en las entrañas de la tierra.

Uno de los grandes líderes religiosos del siglo XX, hijo de sencillos campesinos, que llegó a ocupar la más alta dignidad en la Iglesia Católica, Angelo Roncalli, más conocido como Juan XXI, invitaba a saber leer los signos de los tiempos. A ver la realidad de la vida como una gran escuela. Y el caso de los mineros atrapados y salvados es una de esas ocasiones de lectura de los signos de los tiempos.


Una primera lectura es el supremo valor de la vida. Ante el reto difícil por no decir imposible, de salvar o dejar morir, la sociedad chilena apostó por la vida. Los mineros apostaron por la vida. Los medios de comunicación nos mostraron sorprendidos cómo la vida es más importante que la muerte para los chilenos.


Estamos acostumbrados a ver a los políticos en mítines, ofreciendo fantasías y presentando utopías. Fue extraño ver a un presidente rezar, y hacerlo sinceramente. Estoy seguro que más de dos analistas expresarán sus opiniones diciendo que es parte de su campaña de relaciones públicas. Pero el Presidente de Chile mostró ante su pueblo y ante los medios que es un hombre creyente. ¿Cuántos políticos nos hacen saber de sus creencias, de su vida de fe, de sus convicciones religiosas? Muchas veces elegimos a expertos en economía, sociología, derecho. Sabemos de su vida familiar y de sus aficiones. Pero, ¿sabemos de sus creencias? ¿Del credo que da sentido a sus vidas? ¿Cómo lo demuestran? A la hora de la elección de un responsable de gobierno no sería mala idea preguntarnos si es capaz de rezar y de hacerlo sinceramente no importando a qué tradición religiosa pertenezca. ¿Es creyente y reza?


En ese salvamento estaba Raymundo y todo el mundo. No se lo perdió nadie. Pero, ¿dónde estaban los líderes religiosos? ¿Dónde estaban los obispos que, muy legítimamente, hablan en defensa de la vida? ¿Dónde estaban los dirigentes de las diversas Iglesias? ¿Dónde estaban los Rabinos? Me consta que hay una comunidad judía muy seria y respetada en Chile. ¿Dónde estaban los Imanes? La comunidad musulmana en el país es abundante. Me temo que, utilizando el argot futbolístico, los líderes políticos, los simples mineros, los familiares, todos los envueltos en el proceso le metieron un gol por toda la escuadra al liderazgo religioso chileno. ¡Qué pena!


¿Más lecciones? Son muchas y no tenemos espacio. Podríamos hablar de las dificultades de los mineros en el desarrollo de sus trabajos, máxime en un país como Chile que ha sido pionero en América Latina en su lucha por la justicia social. Ah, por un día yo también soy chileno.

Email: Tertuliasiglo21@aol.com

viernes, 8 de octubre de 2010

EL ENCUENTRO DE DOS MUNDOS

Domingo 10, 2010

El mes de octubre suele traer muchos recuerdos. Para unos es el mes de la ignominia. Para otros es el mes del orgullo conquistador y colonizador. Para el resto es un mes más, el décimo del año, en que empiezan los primeros fríos, los recuerdos de brujas y fantasmas. Para no pocos es el recuerdo del encuentro de dos mundos y el comienzo de una nueva etapa en la historia de la Humanidad. Y para otros pocos fue el comienzo de la llegada del evangelio al continente americano.

No es pequeño el grupo que aduce que octubre es el mes donde conmemoramos el hecho más nefasto de la historia del continente que posteriormente llamaríamos América. Un grupo de presidiarios (dato comprobado totalmente erróneo) al mando de un caza fortunas (nunca se ha sabido de su lugar de nacimiento ni su religión) y en nombre de unos Reyes provincianos que empezaban a unir un levantisco país, que se sentían un poco esclavos de banqueros e inquisidores, emprendió un viaje de descubrimiento de nuevas rutas hacia Cipango, el nombre dado a la antigua China, donde se buscaban alternativas a las rutas comerciales. En esa desaforada rapiña no dejaron mujer sin violar, oro sin robar, tierra sin explotar. Eso nos cuentan ciertas escuelas de pensamiento y ciertos mitos que se han difundido a lo largo de los últimos 518 años.

Ha habido otro grupo de intelectuales que, a la luz de investigaciones en archivos y conocimientos históricos serios han acuñado el concepto de que el 12 de octubre de 1492 se produjo un encuentro. Dicho encuentro fue entre dos mundos civilizados. Por un lado el mundo europeo, con sus luces y sus sombras, con sus angustias y sus ignorancias. Era el mundo medieval que entraba en el Renacimiento y buscaba nuevos espacios, nuevas rutas. Por el otro, el mundo que después conoceríamos como el mundo americano, aquel compuesto por pueblos todavía en las etapas primeras de la civilización, como caribes, taínos y arauacos, o como los sofisticados aztecas, toltecas, mayas o incas, uno de cuyos descendientes acaba ser galardonado con el máximo premio literario, el Nobel . En todo encuentro se dan intercambios, luchas, vidas y muertes, cultura y educación. De ese mestizaje nacen nuevos mundos. Así nació el Mundo Americano, con sus luces y sombras, alegrías y esperanzas.

Para muchos otros este mes es la celebración de la llegada del evangelio a un nuevo continente. Un evangelio y una predicación cristiana que ha marcado fuertemente a toda la Iglesia a lo largo de 518 años. Al amparo de la Iglesia nacieron las primeras universidades. Al amparo de la Iglesia se pudieron mantener muchos de los idiomas precolombinos, como el quechua y el aimara. Al amparo de la Iglesia se llevaron a cabo las Reducciones de Paraguay, Chile y Perú, un anticipo de los ideales de la Ciudad Feliz y de la Utopía en la cual todos los hombres y mujeres son libres y dueños de su destino. Al amparo de la Iglesia nacieron los Cabildos y con ellos los grupos que lucharon por la identidad e independencia de muchos de los países latinoamericanos.

Octubre, mes del recuerdo, del encuentro, del mirar al futuro con alegría y esperanza. Lo demás, dejar que ladren los perros.

Tertuliasiglo21@aol.com 

domingo, 26 de septiembre de 2010

VINE, VI, VENCI

Septiembre 26,2010

La historia del Imperio Romano está llena de héroes y villanos. Uno de ellos fue Julio César. Es célebre su frase al regresar de una de sus campañas militares: Veni, Vidi, Vici (Vine, vi, vencí) Como buen estratega supo analizar la situación y aplicar medidas rápidas y convincentes, dando de esa manera la impresión de que sabía lo que se traía entre manos.

Así fue el reciente viaje de Benedicto XVI al Reino Unido. Fue. Vio, Venció. Dicha visita fue diseñada como un paseo por un campo minado. Los grandes gurús del pensamiento liberal, al igual que ciertos sectores del anglicanismo y del catolicismo, levantaron sus barricadas contra este intelectual con cara de niño asustado y cansado pero de mirada astuta enigmática e inteligente. Querían ponerlo contra las cuerdas. Nada más fácil para ello que sacar los temas de la pederastia, el acceso al sacerdocio por parte de las mujeres, el celibato de los clérigos, los contraceptivos, la represión intelectual, el pasado nazi del joven Ratzinger.

Juan Pablo II resultaba molesto por su liderazgo en una sociedad alérgica a cualquier imposición. En el caso de Benedicto XVI, la cuestión es muy diferente: molesta porque es un hombre que piensa, que medita, que reflexiona y, para colmo, lo hace desde unos modelos que, en general, estamos echando a la basura porque, a su vez, nos remitirían a nosotros mismos, es decir, a esa zona de nuestra vida donde nos encontramos con el misterioso sentido de nuestra existencia.

Centró sus discursos en dos cuestiones precisas en estos momentos en que falta alguien que piense tan a fondo que nos cuestione las medias verdades donde nos movemos y anuncie horizontes no tanto dogmáticos sino más bien interrogantes..

En primer lugar, planteó la relación siempre inquietante entre democracia y ética, es decir, entre "medidas políticas" tomadas por los representantes del pueblo y sus "fundamentos ideológicos" en cuanto supone que sostienen tales medidas. Un marco político ausente de referentes éticos es algo que acaba por conducir al caos acomodaticio. Europa lo sabe muy bien, toda vez que, desde los años cincuenta decidió subirse al carro del "TENER " en detrimento de su ancestral "SER", el que le permitió fundar un estilo de vida ahora en bancarrota.

Y en segundo lugar, y casi como consecuencia de lo anterior, pone en cuestión el elemento dominante en nuestra sociedad: el Relativismo, según el cual mandan las circunstancias porque precisamente no existen ideas permanentes y dominantes, esto es lo que antes hemos llamado ideología, capacidad de pensar, y tal vez y como resultado, algún tipo de canon ético susceptible de orientar nuestras vidas. Benedicto golpea con enorme capacidad dialéctica tal relativización existencial. Y es que cuando existen normas morales, el relativismo desaparece, sin que tal afirmación signifique en modo alguno dogmatismo ni fundamentalismo. Se trata, sin más, de no ser víctimas de cada instante y de cada situación.

Concluyendo, Benedicto XVI molesta como Papa y como Persona. Nos molesta alguien que se presenta como alguien que razona en la sociedad de lo frívolo y superficial. Estar de acuerdo o no estarlo es otra cuestión. Pero solucionar el asunto con ironías, cinismos y juegos pseudo intelectuales es una gravísima falta de seriedad que acabará por conducirnos a la mentira histórica. De ella, precisamente, nacen comunismos, fascismos, totalitarismos.

Fue. Vio. Venció.

Tertuliasiglo21@aol.com

jueves, 9 de septiembre de 2010

QUE SOLOS SE QUEDAN LOS MUERTOS

Domingo Sept. 12, 2010


Dicen los que saben que el paso entre el mono y el hombre, fue cuando empezaron a enterrar a los muertos. A lo largo de la Historia se han desarrollado civilizaciones y culturas en las cuales la muerte y su más allá tuvieron una gran importancia. Basta simplemente recordar las enigmáticas pirámides egipcias o los extraños soldados de terracota en Xian. La vida era un paso hacia la muerte la cual nos abría hacia una nueva vida.

Así ha sido hasta los comienzos del siglo XXI de la era actual. Hace ahora 9 años vimos en vivo y en directo el intento de acabar con un modelo de vida y civilización. Se tumbaron los símbolos del poder económico, político y militar. Un montón de muertos, cuyo número exacto nunca sabremos. Unos amasijos de escombros y ruinas que tardamos varios años en retirar completamente. Unos recuerdos que pasaron de las lágrimas al odio. De la resignación a la manipulación. Del olvido a la polémica. Todos los años alrededor de estas fechas montamos un espectáculo para recordar, decir que sentimos lo que pasó y aumentar nuestra reserva de odio y de incomprensión.

Tanto las antiguas pirámides egipcias como el cementerio de los soldados de terracota eran lugares de silencio, luto y recuerdo. Al cabo de los siglos los hemos convertido en lugares turísticos, rodeados de tiendas, comedores y servicios para turistas. La zona donde se encontraban las Torres Gemelas se ha convertido igualmente en una atracción turística. Lo que ocurrió allí no importa tanto como el espectáculo. Y todos los años el ritual sigue aumentando su parte folclórica para entretenimiento de muchos. Cuanto personaje importante visita la ciudad tiene una cita obligada en la Zona Cero. Es parte de las atracciones que hay que visitar.

A los nueve años de la tragedia ya el espectáculo y la polémica salen de la Zona. Primero un gran revuelo debido al intento de levantar un Centro Islámico, con mezquita incluida, en las cercanías. Se invoca el recuerdo de los muertos y de la tragedia. La falta de sensibilidad. El insulto a las creencias y un largo etcétera. Se deja en el olvido la política de tolerancia y respeto hacia toda creencia que siempre ha habido en el país.

El número especial para este año, para el aniversario noveno, no es otro que culpar a todo el mundo musulmán de dicha tragedia y para ello, quemar públicamente el Libro Sagrado de la Fe Mahometana, el Corán. No importan los muertos. No importan las familias heridas para siempre. No importa que la vida de los que vivimos en la ciudad se nos haya cambiado para siempre. Lo que importa es el show, el demostrar que somos superiores, el mostrar igualmente una ignorancia terrible sobre lo que es el Islam.

Lo que el Pastor Evangélico de la Florida pretende insultando al Islam y al sentimiento de millones de creyentes en todo el mundo es el sentir de un sector de la sociedad norteamericana, la cual ignora todo sobre lo que es respeto hacia otras creencias, en especial hacia el Islam. Mientras tanto, los muertos del once de septiembre nadie se va a acordar de ellos. Se quedan solos entre el polvo, las lágrimas y el recuerdo sincero de sus seres queridos.

Tertuliasiglo21@aol.com

domingo, 22 de agosto de 2010

CON LA MEZQUITA HEMOS TOPADO

Es difícil saber si el fenómeno mediático al cual estamos asistiendo en torno a la construcción de una mezquita en el Bajo Manhattan corresponde a cualquiera de las razones siguientes:
a) estamos en verano y no hay nada de qué hablar
b) vivimos en una sociedad ignorante en lo que se refiere a historia, geografía y religión
c) estamos en una campaña electoral y todo vale
d) no soportamos que un afroamericano con antecedentes familiares islámicos nos gobierne e) todas las razones anteriores son válidas.

Pienso que ese viejo cuento de que no pasa nada en verano ya no sirve. Hemos acelerado un cambio climático y, como consecuencia, la mitad del planeta se está quemando mientras que la otra está empapada de agua. Pakistán y China no dan abasto para desenterrar sus habitantes arrasados por aluviones de barro y agua. Pero no son noticia veraniega.
La historia de muchas familias en los Estados Unidos está llena de episodios trágicos de emigración y discriminación religiosa. Miles de ciudadanos no siempre fueron aceptados por sus creencias o por sus maneras de ver la vida. Pero con paciencia y respeto lograron sobrevivir. Estados Unidos ha sido, y lo sigue siendo, un país de acogida y respeto hacia toda creencia religiosa. De repente nos encontramos con un fenómeno insólito en la sociedad norteamericana. Un grupo de seguidores del Islam, religión que la inmensa mayoría de la ciudadanía ignora completamente, ha decidido comprar un edificio en la zona del Bajo Manhattan cercana a la Zona Cero para construir un Centro Cultural Islámico. Dentro de ese Centro estaría ubicada una mezquita, o sea, un lugar de oración y reflexión religiosa para los seguidores del Islam. Las protestas no han tardado en aparecer. Todo porque los terroristas que asaltaron los aviones que el 9/11 eran seguidores de esa religión. Si la memoria no me falla creo que eran menos de veinte los terroristas suicidas que tumbaron las Torres Gemelas. Los seguidores del Islam en el mundo sobrepasan los mil millones, la inmensa mayoría de los cuales son hombres y mujeres de paz. ¿Tenemos derecho a discriminar y rechazar a mil millones de creyentes por veinte terroristas?

Si seguimos esa lógica, qué hacemos comprando cámaras y computadoras japonesas? En Pearl Harbour asesinaron a muchos más miles de ciudadanos norteamericanos también por sorpresa. Fue un ataque terrorista que obligó a entrar en la Segunda Guerra Mundial.
O qué razón tenemos para comprar los lujosos automóviles Mercedes Benz o BWM a los alemanes? Asesinaron a seis millones de judíos simplemente porque practicaban esa religión. Y los cerebros de ese holocausto eran cristianos de diferentes denominaciones, empezando por Adoflo Hitler quien se manifestaba católico. Durante cerca de 45 años vivimos la llamada guerra fría con Rusia, un país oficialmente cristiano ortodoxo. Entre las cosas que no nos gustaban era su ateísmo y su intolerancia y persecución religiosa. Los terroristas del 11 de septiembre procedían en gran parte de Arabia Saudita. ¿Por qué le seguimos comprando petróleo a dicho país a la vez que le vendemos armamentos de alta tecnología?

¿Será que estamos ante una campaña política en la cual se decidirá mucho y, al no tener argumentos válidos se recurre al miedo y la ignorancia? ¿Será que queremos rechazar al presidente y su pasado familiar? Con la mezquita hemos topado, Sancho amigo.



jueves, 5 de agosto de 2010

NUNCA MÁS

Agosto 8, 2010

Aún recuerdo de mis años de adolescente cuando el Papa Pablo VI vino a las Naciones Unidas. Era la primera vez que una autoridad religiosa de esa categoría se dirigía a la Asamblea General reunida en pleno. Era la Plaza Pública del Mundo. Y desde allí gritó varias veces “Nunca más la Guerra, nunca más la Guerra” 
Traigo a la memoria esta anécdota por varias razones. Al fin y al cabo las guerras no son otra cosa que el fracaso del hombre en su capacidad de diálogo y entendimiento. En estos días se oye y discute en los diversos medios de comunicación los deseos de Irán de construir su propia industria nuclear con fines exclusivamente pacíficos. La razón no sería otra que la necesidad de energía barata y diversificada. Difícil de entender cuando el país es uno de los principales productores de petróleo. El temor no infundado es que esa fuente de energía se convierta en un arma letal. Y si eso ocurriera no es descabellado pensar que tengamos un nuevo Hiroshima y Nagasaki.
En estos días se cumplen 65 años precisamente del fracaso humano más grande de la Segunda Guerra Mundial. Entre el 6 y el 9 de Agosto de 1945 fueron lanzadas sobre Japón las dos primeras bombas atómicas. 140.000 personas fallecieron en Hiroshima y 74.000 en Nagasaki por esos ataques, aunque las víctimas a causa de las radiaciones en los años posteriores fueron muchas más

En Japón quedan cerca de 235.000 “hibakusha” (supervivientes de la bomba atómica). Tienen una media de edad de 75 años y muchos arrastran enfermedades por las radiaciones recibidas cuando eran niños a causa de la explosión nuclear.

Un buen número de ellos han dedicado su vida a luchar para que la masacre no caiga en el olvido con conferencias, entrevistas y giras por el mundo con el fin de difundir, como símbolos vivos de la tragedia, su elocuente mensaje contra las armas nucleares.
Pero los "hibakusha" son cada vez menos y con ellos se extinguen los relatos sobre lo ocurrido el 6 de agosto en Hiroshima y el 9 en Nagasaki, cuando dos bombas atómicas arrasaron ambas ciudades y acabaron con la vida de decenas de miles de personas.

No quieren que sus trágicas historias se olviden. Han creado el llamado "Archivo de Nagasaki", una iniciativa digital que ofrece un mapa en 3D de la ciudad con fotos de los supervivientes en los lugares donde les sorprendió el ataque y sus testimonios. Pretenden "guardar la trágica experiencia del pasado y convertirla en datos digitales accesibles para las futuras generaciones", dicen los responsables del proyecto. "La atención de los medios de comunicación y los educadores y la oportunidad de tratar el tema de la bomba atómica está disminuyendo gradualmente, y la memoria comienza a borrarse", advierten El objetivo es mantener vivos estos recuerdos para las generaciones futuras. Porque, como asegura el lema del Museo de Hiroshima: "Si nadie habla, nada cambia"

Pablo VI nos gritó nunca más la guerra. El pueblo judío construyó Yad Vashen para que nunca se olvide la masacre de millones de judíos asesinados entre 1936 y 1945. Los “'hibakusha” han construido el “Archivo de Nagasaki” y el “Memorial de la Paz de Hiroshima” ¿Necesitaremos un Memorial para los muertos causados por la energía nuclear iraní?

Tertuliasiglo21@aol.com

domingo, 25 de julio de 2010

NO IMPORTA EL COLOR DEL GATO

July 25, 2010

Den Xiao Ping, quien fuera una de las mentes más preclaras de la Humanidad, el Pequeño Mandarín como cariñosamente se le conocía en muchas cancillerías, acuñó una frase que refleja un poco la actual situación que se está viviendo en China. Para Den no importaba si el gato era blanco o negro, lo que importaba era que cazara ratones. Así es China.

China ha sido un mundo que ha vivido dentro de sí mismo por varios milenios. La construcción de la Muralla significó no solo un impedimento para que otros pueblos les invadieran. También sirvió para forjar una mentalidad, una visión de la vida y de las cosas. Se formó un mundo dentro de otro mundo. En esa especie de vasija, el Tao como lo definía un gran pensador, han vivido y se han formado por miles de años millones de chinos. Lograron organizar una serie de dinastías enrevesadas y complicadas gracias a las cuales pudieron mantener al pueblo en un estado de sumisión, creatividad y miedo. Eso no impidió unos progresos e inventos que aún hoy sorprenden.

Pero el mundo no es China solamente. A lo largo de los siglos ha habido lugar para otras culturas, otros pueblos, otros mundos. Y al comienzo del tercer milenio del nacimiento de un judío marginal en una oscura región del Imperio Romano situada cerca de las rutas de las caravanas que venían precisamente a China, se ha dado un encuentro de culturas y formas de vida. Ya no sirven las murallas. Las caravanas, de una forma u otra, lograron penetrar en el intrincado y misterioso mundo chino.

Por miles de años los chinos vendieron especias, sedas, filosofías y misterios. Ahora se han convertido en compradores. Están comprando modelos de vida, de consumo, de crecimiento. Tal pareciera como si los miles de años que han estado desconectados con Occidente desearan recuperarlos. No importa lo que sea, todo se compra e imita. No importa el color del gato, la cuestión es comprar, fabricar, revender.

El Occidente decadente engendró grandes cambios en su sociedad. Hemos asistido en los últimos cincuenta años a las más profundas transformaciones de su Historia. Una de ellas lo es la llamada Globalización, fenómeno viejo con palabras nuevas. Al fin y al cabo las Rutas de las Caravanas que empezaban en Europa y terminaban en la capital imperial china eran formas globalizadas de comprar y vender. El mismo emperador que se mandó construir un mausoleo con ocho mil soldados para su defensa en el otro mundo, el mismo que empezó la Muralla, nos sigue recordando que China sigue siendo otro mundo dentro de una muralla. Entran modelos y productos económicos, entran nuevas creencias y formas de vida. Se montan espectáculos planetarios como las Olimpiadas y la Expo de Shanghái para que sean el espejo de la vida china.

 Pero el alma china sigue dentro de una muralla mental. Su rostro sin expresión, su idioma complicado y enrevesado, su mirada triste y lejana, su música melancólica triste y monótona nos lo sigue recordando. Da igual haya progreso económico o no. Da igual sus grandes espectáculos y progresos. Da igual el gato sea blanco o negro,

Da igual que pueda comunicarse con casi todo el mundo fuera de su muralla. El chino sigue teniendo el alma triste.

Desde China, julio 2010
tertuliasiglo21@aol.com

SE ACABARON LAS PATADAS

Julio 11, 2010

Es un tanto difícil poner una fecha cuándo la comunidad humana empezó a utilizar el juego como parte de su vida cotidiana. Eran una especie de ritos religiosos con implicaciones políticas y sociales. Los romanos fueron los más astutos en el uso de los juegos. Cuando observaban que las cosas se complicaban políticamente y no deseaban que el pueblo se levantara ante la corrupción y la ineficiencia gubernamental, inventaron el concepto de Pan y Circo. Llenar las barrigas y satisfacer los instintos más bajos de violencia y sexo en el Circo. Basta recordar los gladiadores romanos. La Edad Media nos trajo los Torneos de Caballeros que, armados de largas lanzas, envueltos en trajes de lata y a lomo de veloces caballos, se caían a bofetadas para honra y prestigio de no se sabía qué.

Se desconoce de quién fue la idea de entretener a la gente dándole patadas a un objeto redondo que daba vueltas. Fue en pleno apogeo del Imperio Inglés cuando alguien inventó aquello de utilizar las patas para empujar pelotas, y se acuñó el concepto del foot ball, la bola de los pies, el fútbol. Así nació una especie de religión, un becerro sagrado al cual hemos construido templos que acogen cientos de miles de personas puntualmente cada domingo. Todas las semanas en la mayoría de los países donde se practica este rito-entretenimiento-negocio-deporte se para la vida para asistir o enterarse qué han hecho o conseguido 22 hombres en calzoncillos vestidos con una camiseta y corriendo como locos detrás de una bola de cuero llena de aire en una verde pradera a la cual salen como locos haciéndose la cruz y elevando los ojos al cielo como en éxtasis cuando en la vida normal no pisan un templo. Los controla otro individuo con un silbato en la boca y acompañado por otros dos con sendas banderitas. No se necesita ser muy inteligente para saber que este invento mueve mucho dinero. Y alguien hace años tuvo la feliz idea de convocar cada cuatro años a los representantes nacionales de esa nueva religión.

Según los organizadores, por cada asistente que va al estadio de fútbol en un encuentro de los campeonatos del mundo, hay detrás mil personas viéndolo por televisión. Se calcula que en el Campeonato Mundial de Alemania 2006 los 64 partidos que se celebraron tuvieron una asistencia presente y televisiva de 26 mil millones de espectadores, más de 400 millones por juego.

El mundial de este año ha concluido. Una gran oportunidad para anunciar cervezas americanas, automóviles japoneses, teléfonos de Singapur, camisetas de Sri Lanka y Bangladesh, comidas rápidas saturadas de colesterol y grasas, andar en pelotas por las calles de Buenos Aires, vuvucelas sudafricanas hechas en China. Mientras nos entretenemos en ello nos olvidamos de Haití que sigue sufriendo, que en Arizona andan a la caza y captura de indocumentados, que nuestros muchachos siguen cayendo en Iraq y Afganistán, que nuestras playas están embadurnadas de petróleo, que hay demasiados sin trabajo y no tienen subsidios de ninguna clase. Nos preocupan más 25 hombres en calzoncillos detrás de una bola que ya ni siquiera es de cuero.

Si no existiera el Mundial de Futbol habría que inventar algo que nos una y haga sentirnos solidarios y alegres olvidándonos por unas horas de las tristezas de la vida.



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